martes, 16 de julio de 2013

Península Ibérica, ¡Conozcamosla!!!

      En lo que respecta a la Península Ibérica, probablemente hay que referirse a las experiencias del maestro Mateo en la zona baja del Pórtico de la Gloria, la mal llamada Catedral Vieja, como punto de partida en nuestro periplo por la primera arquitectura góticaEl gótico propiamente dicho tardará aún unos años en hacer su aparición y no surge como resultado de los ensayos realizados en nuestra geografía. Se trata de un fenómeno de colonialismo artístico que va a afectar a Castilla desde mediados del siglo XIII, y a la Corona de Aragón y Navarra unos años más tarde.Tres centros destacan en el primer caso: Toledo, Burgos y León (todos ellos sedes episcopales; el primero, Sede Metropolitana). Más o menos contemporáneamente, las dos primeras ciudades emprenden la construcción de su catedralLeón, unos treinta años más tarde, la suya, pero entre todos los proyectos existe un común denominador: la personalidad de los obispos que son sus impulsores decididos. A ellos puede sumarse la abortada catedral gótica de Santiago de Compostela, de la que se comenzó la cabecera. Ximénez de Rada de Toledo y Mauricio de Burgos, conocían Francia, y París en particular. Es factible presumir que fue allí donde establecieron contactos con los maestros idóneos para conducir las fábricas de sus catedrales. Además, entre sí estaban relacionados.
Aunque la primera que se comienza es la de Toledo se concluirá antes, quizás por su menor complejidad, la de Burgos. El inicio de las obras en la primera se sitúa en torno a 1222-1224. Se planteó una iglesia de cinco naves con doble girola y sin transepto marcado al exterior, según el modelo seguido inicialmente en Notre-Dame de París, toda ella de una gran monumentalidad. La cabecera, el ámbito más complejo por la necesidad de resolver adecuadamente los empujes y contrarrestos de la estructura, constaba ya de quince capillas en 1238. Pero la muerte de Ximénez de Rada en 1248, supuso una clara ralentización de la obra. En los últimos años del siglo XIII, la iglesia está aún por terminar y data del siglo XIV su conclusión definitiva.
     Aunque Toledo responde, en planta, a un modelo foráneo, las soluciones adoptadas en lo que a elevación de muros y proporciones del alzado en general se refiere, nada tienen que ver con él. Es significativa de esta acomodación, incluso el uso de los arcos polilóbulos en la zona de los triforios de la girola, de intenso sabor musulmán.
La catedral de Toledo, si bien es la empresa de carácter monumental más ambiciosa de las emprendidas a lo largo del siglo XIII en nuestra Península; si también constituye un testimonio irrefutable de la voluntad de adaptar de un modelo foráneo a la tradición local (la despreocupación por lograr una estructura esbelta, en sintonía con lo francés, es total), no es un edificio redondo, porque, probablemente, lo segundo no acaba de funcionar.
La catedral de Burgos no puede desligarse de la personalidad de su más directo promotor: el obispo Mauricio, también familiarizado con Francia, de donde debió de traer al maestro que se hizo cargo de la dirección de los trabajos. Aunque se poseen datos sobre los artífices que se sucedieron en la maestría (maestro Enrique, Juan Pérez), ignoramos el nombre del primero de ellos.
      En 1222 se procedió a la colocación de la primera piedra. Las obras avanzaron con una cierta rapidez, pues, en 1238, al morir el prelado, se le entierra ya en el coro. Entre 1243 y 1260 se documentan nuevas peticiones de indulgencias a la Santa Sede para la contribución a la fábrica. Indudablemente deben corresponder a la continuación de las obras, aunque en la última fecha sólo quedarían pendientes las bóvedas y ciertas zonas de las partes altas.La planta adoptada en Burgos es mucho más simple que la de Toledo. Corresponde a una iglesia de tres naves en la zona de los pies, con un transepto marcado hacia el exterior de una sola nave y girola. Si en la concepción general, la cabecera de           Burgos recuerda la francesa de Coutanges, en el alzado de las naves la proximidad mayor se establece con Bourges. Se ha insistido, por ello, en identificar al primer maestro anónimo de Burgos como francés y se le ha supuesto conocedor, por su itinerancia, de las diversas fábricas a las que habría recurrido para organizar la de la catedral castellana, mucho más francesa en líneas generales que la de Toledo, en especial por las proporciones del alzado.
   Existieron tres portadas: dos en los brazos del crucero y una triple en los pies. Las primeras se integraron en un hastial organizado según las pautas más genéricas del norte. Había que partir del profundo desnivel existente entre el lado norte y el sur, de modo que en este último, se dispusieron tres niveles: puerta con una zona ciega superior bastante amplia, rosetón y parte alta; en el norte, la distribución fue la que sigue: puerta, sobre la que inmediatamente se sitúa un gran ventanal, y parte alta. En lo concerniente a la fachada occidental, fue concebida según el modelo francés canónico. Incluía torres a ambos extremos integradas en la fábrica. Desgraciadamente ha perdido sus puertas primitivas.
    La construcción de la catedral de León, la más francesa de todo este grupo, se comenzó bastante avanzado el siglo XIII. Su inicio debe situarse con posterioridad a 1255 y contó con el propio obispo de la sede y con el rey Alfonso X, como valedores principales. Este último, en 1277, concedió exención de impuestos a los veinte canteros, al vidriero y al herrero que trabajaban en la fábrica, por todo el tiempo que permanecieran vinculados a ella.
    La planta de León, en lo que respecta a la organización de la cabecera, recuerda muy de cerca a Reims, por su hipertrofia. Tiene tres naves en los pies, un transepto marcado espacialmente y girola. Para su alzado, en cambio, se ha recurrido a las novedades presentes en Amiens, en lo concerniente al vaciado del triforio que se convierte por ello en una nueva entrada de luz. León en este sentido es la catedral española que sintoniza más con los presupuestos de la estructura diáfana francesa, a lo que contribuyen directamente las magníficas vidrieras conservadas en su mayor parte.
   Durante el siglo XIII, contemporáneamente a estas grandes fábricas, se concluyen determinados monasterios cistercienses, a la par que se instalan las primeras casas mendicantes en nuestra Península. Si estas últimas no son relevantes todavía, desde el punto de vista arquitectónico, en la órbita del Císter sobresale el refectorio de Santa María de Huerta que se fecha en torno a 1220-1230. Aunque en planta no se detecta variación alguna respecto a la disposición usual, la cubierta, resuelta con bóvedas sexpartitas y el muro del fondo de la sala concebido como una superficie transparente, son testimonio irrefutable de que los planteamientos globales están muy alejados del mundo románico.
En el área de la Corona de Aragón, a finales del siglo XIII principios del XIV se comienzan las fábricas góticas de las catedrales de BarcelonaGerona y las de numerosas iglesias parroquiales de variable importancia. El modelo que se sigue en los proyectos más monumentales es el de tres naves con deambulatorio, transepto marcado sólo espacialmente, y capillas entre los contrafuertes a lo largo de todo el perímetro. La catedral de Barcelona es la que responde más a este modelo porque se concluye según el plan previsto, no así la de Gerona que acaba sustituyendo a finales del siglo XIV las tres naves planteadas inicialmente por la nave única.
    Distintos arquitectos activos en Cataluña en los primeros años del Trecento, nos informan de la vinculación de esta zona en el plano arquitectónico a la Francia meridional. Jacques Faveran, que puede ilustrar lo apuntado, llega a Gerona desde Narbona donde ha sido maestro mayor. En cambio, el arquitecto más sobresaliente dentro del siglo XIV parece de origen catalán. Se trata de Berenguer de Montagut, artífice de la iglesia de Santa María de la Aurora de Manresa y de Santa María del Mar de Barcelona. Este último edificio, el más logrado de todos cuantos se erigieron en el Levante peninsular durante los siglos medievales, es un paradigma de armonía. Las proporciones y esbeltez de los pilares que dividen la iglesia en las tres naves preceptivas, no tienen parangón y constituyen el mayor acierto del maestro, por cuanto convierten las tres naves en un espacio continuo sin casi interrupciones. Frente a esta fábrica, el interior de la catedral de la Barcelona y el de algún otro edificio contemporáneo levantado según las pautas usuales es poco luminoso y resulta sombrío.

Catedral de Cuenca. Fachada principal Catedral de Tarazona Catedral de Oviedo. Nave central Catedral de Palma de Mallorca. Nave central

Un Paseo por toda la Arquitectura del Islam

http://www.youtube.com/watch?v=aKa8JlqXb7w&noredirect=1

características mas importantes de esta arquitectura

CARACTERÍSTICAS GENERALES DE LA ARQUITECTURA ISLÁMICA
 
     El arte musulmán se caracteriza por la riqueza de su decoración mediante motivos geométricos, caligráficos y vegetales que crean bellos arabescos y lacerias y por la diversidad estética, enriquecida por los aportes bizantinos, mesopotámicos y persas de las primeras etapas de su formación, y posteriormente con la difusión del Islam por los diferentes territorios geográficos se fue enriqueciendo con peculiaridades locales y regionales en los diferentes periodos históricos omeya, abbasí, fatimí, aglabí, almohade, etc. a la vez que mantiene un carácter estilístico común al que contribuyen los elementos decorativos empleados y una fuerte significación espiritual que lo caracteriza.
 
      Una de las facetas más brillantes del arte islámico fue la arquitectura. Los edificios de carácter civil y religioso se caracterizan por la complejidad técnica y por su gran belleza, evitando la sensación de vacío. Las paredes de los monumentos están embellecidas con decoraciones con cubiertas de cerámica, mosaicos o azulejos, piedra esculpida y mármoles tallados. La decoración transforma los espacios sobre los que se aplica buscando efectos tridimensionales y de continuidad espacial, partiendo de unos sólidos conocimientos matemáticos y sobre la base de principios básicos como la repetición, y la mezcla de materiales y texturas, las formas geométricas (cuadrado, círculo, polígono) se constituyen en módulos que se superponen y repiten convirtiéndose en motivos decorativos que transmiten una sensación de fluidez espacial. 
 
      Los materiales utilizados variarán en función del lugar, así por ejemplo el adobe será ampliamente utilizado en Iraq, mientras que la piedra lo será en Siria y Egipto.
 
      Los elementos arquitectónicos más característicos del Islam son el arco, la cúpula y el iwan.
El arte islámico empleó una extensa variedad de arcos. En un primer momento se empleó el arco de medio punto sobre columnas, de tradición bizantina, pero enseguida se elaboró el arco de herradura, arco lanceolado, arco trilobulado o polilobulado, arco peraltado o rebajado, y arco angrelado.
 
      En cuanto a las cúpulas, las primeras cúpulas eran semiesféricas según el estilo bizantino, pero después adquieren otro estilo al apoyarse en un alto tambor circular. La unión entre la cúpula y la base se hacía con diferentes tipos de uniones: trompas, pechinos, arquillos, nichos, medias naranjas, y mocárabes para cúpulas de diferentes formas.
 
El iwan era una sala cubierta por una bóveda de cañón, completamente cubierta por uno de sus lados y que con el tiempo formaba parte de los patios, por ejemplo en las mezquitas, en forma de amplio portal con la parte frontal abierta por un alto arco inscrito en un rectángulo y el techo unido a la pared del fondo por medio de mocárabes.
          Mezquita de Aqsunqur (Egipto)
        
      Las técnicas arquitectónicas emplean materiales diversos como la piedra, el ladrillo, la madera o el bronce para conseguir diferentes efectos decorativos.
 
      En la construcción en piedra se consiguen efectos de policromía alternando piedras oscuras y claras, como en la Mezquita Omeya de Hama, o alternando capas de piedras y capas de ladrillos. También se cubren paredes con placas de mármol de diferentes colores, que gracias a sus cortes, dibujan diferentes motivos geométricos: cuadrados, rombos, círculos, etc. como en la Cúpula de la Roca. En Época Selyuquí se reproducen motivos arabescos con la mampostería de piedra y en época de al-Nasir en Bagdad destacan la madrasa Mustansariya y el Palacio de los abbasíes (siglo XIII).
 
     En algunas construcciones, como por ejemplo el castillo de Mshatta (740) de época omeya en Ammán, hay ornamentación esculpida en las fachadas sobre la misma superficie de la pared: tallos, hojas, racimos, pájaros, etc. Es una escultura por escavación o ahuecada.
 
     La técnica de ladrillo es otra técnica arquitectónica que ofrece buenas características mecánicas como la resistencia a la compresión y escasa resistencia a la tensión. Además, se fabrica en serie por moldeado, con formato constante. Se emplea sobre todo en el arco, la bóveda y la cúpula.
 
     Su colocación juega con la sombra y la luz, ritmos y motivos, como por ejemplo la colocación, en avance y retroceso, con efectos de luz y sombra y de tejido o cestería como en la madrasa de Qal´a en Bagdad.
 
      En la Mezquita de Al-Azhar (970) se empleó la técnica de ladrillo estucado.
 
      Otra técnica de ladrillo para conseguir policromía es la cerámica mural, decorando con ladrillos esmaltados o con  mosaicos de azulejos.
 
      Otras técnicas arquitectónicas emplean el bronce, como es el caso de la arquitectura del del siglo XIV en El Cairo para las puertas de edificios religiosos con mocárabe geométrico como el Pórtico del bimaristán de Nur-al-Din, de Damasco (1154).
 
       La madera se emplea especialmente en los mihrab, como en el mausoleo de Qaitbay de El Cairo (1472) o el mihrab de la mezquita Halawiya de Aleppo. También en madera destaca por ejemplo en Fez el tejadillo de cedro que remata el pórtico del funduq al-Nayyarin de Fez (s. XVII), o en Siria, la madera pintada de época otomana, como por ejemplo el Palacio Dahda de Damasco (s. XVIII), la Casa Sibai (Damasco), la Casa Ashikbash (Alepo), o la Casa Al-Azem (Damasco).
 
Entre las técnicas ornamentales se empleó la pintura mural, utilizada casi exclusivamente en arquitectura civil. Se conservan pocas pinturas y en mal estado. Algunos de los más destacados son los murales de los palacios de Qusayr Amra en Jordania, Qasr al-Hayr en Siria, y Yawsaq al-Jaqani (836-839) y Djawsak Khakani ambos en Samarra. Se trata de pinturas figurativas, que muestran una rica iconografía del mundo cotidiano: escenas de baño, atletismo, etc.
 
También se empleó en una primera época del arte islámico el mosaico en la decoración de mezquitas, palacios, alcazabas y baños. Los más antiguos que se conocen son los de la Cúpula de la Roca, con motivos florales entrelazados con piedras preciosas. Pero, su uso decae rápidamente, llegando casi a desaparecer a mediados del siglo VIII.
 
      Otra técnica oranmental de construcción en piedra es el estuco, fácil de moldear que se adapta a los diferentes soportes arquitectónicos como por ejemplo las bóvedas. El estuco es un revestimiento de yeso, obtenido por calcinación de la roca natural o de cal, que se decora con cincelado. Se puede ver este tipo de decoración por ejemplo en Qasr al-Gharbi (728) de Siria.
 
      Destacan en la arquitectura islámica tres grandes temáticas: la vegetación, la geometría y la escritura.
 
      Los motivos vegetales en época omeya eran sobre todo hojas de acanto, pámpanos, racimos de uvas y palmetas. En el siglo XI predomina una palmeta trilobada constituida por hojas bífidas curvadas, acoladas simétricamente y que se unen por sus extremos y sobre este motivo básico se injertan otros elementos anexos. Un modelo que se evoca a menudo es el árbol de la vida, símbolo mesopotámico de la resurrección y la inmortalidad.
 
      El adorno vegetal se fue transformando hasta los límites de la abstracción, dando paso al "arabesco", en árabe Tawriq, que consiste en un tallo vegetal continuo que puede crecer indefinidamente a lo largo de los frisos describiendo una sinusoidal o cualquier combinación simétrica siguiendo ejes verticales u horizontales y que se divide regularmente para dar origen a otros tallos secundarios, que pueden, a su vez, escindirse o reintegrarse a un tallo central. Se obtiene con ello un rítmico movimiento ondular, carente de tensiones y capaz de originar efectos tridimensionales cuando se juega con la anchura, el color y la textura de los diferentes tallos.
 
      Los motivos geométricos aparecen en piedra, ladrillo, mosaico, placas de mármol, madera, estuco, etc. pero sobre todo en las placas cerámicas. También se conocen con el nombre de lacerías, y tenían como base el círculo dividido mediante polígonos regulares. Tomando su radio como unidad lineal, se originaban figuras de gran variedad, gracias a la aplicación de los principios de repetición simétrica, de multiplicación o de subdivisión geométrica. De todos los motivos resultantes, el más frecuente son las estrellas, que pueden ofrecer seis, ocho, diez, doce, catorce, dieciséis o más puntas. De la combinación de figuras geométricas básicas surgen otras nuevas o configuraciones que se destacan con colores diferentes o jugando con la alternancia del claro y el oscuro.
 
      La decoración con mocárabes es uno de los recursos más extendidos y caracteristicos del arte musulmán, que consiste en un sistema rectangular de la trama geométrica al que se le asocia un trenzado. De ellos surgen polígonos estrellados y una línea, que gracias al trenzado, carece de horizonte y fin. Los morcárabes se tallaron fundamentalmente en yeso, decorando cornisas y aleros de los tejados, capiteles y bóvedas. Un ejemplo de decoración con mocárabe en la arquitectura del siglo XII es la Madrasa del Sultán Hassan en Egipto.
             Mezquita Muayyad (Egipto)
 
 
     La caligrafía es otro motivo ornamental del Islam. Con la palabra escrita, especialmente inscripciones coránicas, se decoraron las mezquitas y sus objetos litúrgicos, aunque también pueden ser textos místicos o poéticos. El primer ejemplo es la escritura que aparece en la Cúpula de la Roca. Luego aparecerá también en la Mezquita de Damasco y Medina. Al principio se empleaba una escritura kufí caracterizada por su aspecto angular, pero después, las letras adoptan formas vegetales, el kufí "frondoso" o "trenzado", o formas "cuadrangules", donde las letras se imbrican unas en otras, y forman laberintos.
 
     La letra kufí empezó a sustituirse a comienzos del siglo X por una letra cursiva, un método de escritura que se llamaba "escritura proporcionada" (jatt al mansub), que empieza a aparecer en la ornamentación arquitectónica. El trazado suele acabar en un gancho, las palabras se pueden alargar en altura o se alargan hacia la izquierda.
 
2. ESTILOS PROPIOS ARQUITECTÓNICOS
 
      En cada país se distinguen peculiaridades y estilos propios arquitectónicos, como en el Yemen con ornamentación con motivos geométricos pintados con cal sobre los muros de los ladrillos. En la capital Sanaa algunas casas son torres de cinco o seis pisos que datan del siglo X. Una arquitectura similar también se puede encontrar en algunas regiones de Arabia Saudí donde aún se conservan algunas edificaciones tradicionales. En la región del Najd oriental las construcciones son de adobe alisado con estuco de barro y el tejado se construye con vigas de madera, por ejemplo el tamarisco, con hojas de palma extendidas encima; suele haber un patio central con sólo pequeñas ventanas al exterior; mientras que en la región del Hijaz central se encuentran casas de dos, tres o más pisos, con techos planos, y decoraciones de celosías de madera en la fachada de los pisos superiores alrededor de ventanas y balcones.
 
      Otros estilos arquitectónicos se caracterizan por la austeridad y la sobriedad, sin ornamentación como las Mezquitas de Djerba en Túnez o las edificaciones de los almohades en Marruecos como la Mezquita de Tinmal  (1153) o la Mezquita de Kutubiya o de los libreros de Marrakesh. También son ejemplos de austeridad las edificaciones mozabitas de Argelia en la región del Mzab, como por ejemplo en Ghardaia y Melika, donde las viviendas se construyen aterrazadas en círculos concéntricos alrededor de un santuario y una muralla rodeando la ciudad.
 
      Los fatimíes también desarrollaron un estilo peculiar principalmente en Egipto, como se puede apreciar en algunas obras como la Mezquita de Al-Azhar. También introducen un nuevo tipo de Mezquitas de piedra como la Mezquita de al-Akmar.
 
      En el siglo XIV se extiende por la región del Sáhara el estilo conocido como sudanés, introducido por el arquitecto granadino Ishak as-Sahili al-Garnati, que trabajó con el mansa Suleiman del Imperio de Mali y creó un estilo particular denominado estilo sudanés, empleando el barro, arcilla, paja y madera de acacia para sus construcciones. La ciudad de Tombuctú en Mali es la que posee las manifestaciones más elaboradas de este estilo arquitectónico, que se extendió además por Costa de Marfil, Burkina Fasso, Ghana y Mauritania. En Mauritania, por ejemplo en la ciudad de Oualata se encuentran edificaciones de adobe rojizo con patios interiores de las casas con decoración en muros y puertas con color blanco sobre fondo de arcilla roja o con color púrpura sobre fondo blanco.

Excelente Articulo de Pablo Álvarez Funes

Tipologías en la arquitectura islámica (I): Mezquitas


Por razones evidentes, la mezquita ocupa el lugar central en la arquitectura islámica. Representa el símbolo de la fe a la que sirve. Este papel simbólico fue comprendido por los musulmanes en una etapa muy temprana, y desempeñó un papel importante en la creación de adecuados signos visibles para el edificio: el alminar, la cúpula, el mihrab y el mimbar. 


Diferentes tipos de mirhab

Mirhab de la Mezquita de Córdoba

Mimbar de la Mezquita de Qaitbay, El Cairo, Egipto (1474)

La primera mezquita del Islam fue el patio de la casa del Profeta en Medina, desprovista de cualquier refinamiento arquitectónico. Las fuentes escritas nos permiten realizar una reconstrucción fidedigna de este edificio, que consistía en una serie de habitaciones que abrían a un patio cercado por una gran tapia que servía para proteger a los camellos durante la noche. Cuando este recinto pasó a ser lugar de predicación y oración se le añadió en su pared norte, que miraba a Jerusalén, un cobertizo destinado a proporcionar sombra. Estaba levantado sobre dos filas de troncos de palmera que sostenían una techumbre de palmas. A partir del año 630, tomada la decisión de que la prosternación de los fieles debía hacerse no en dirección a Jerusalén sino hacia La Meca, hubo de construirse en el costado sur del patio un segundo pórtico o cobertizo, también con cubierta de palmas y alzado ahora sobre tres filas de troncos de palmera. 

Casa de Mahoma en Medina y evolución de las primeras mezquitas a través de la misma. Gris: patio; verde: sala de oración; azul: accesos; morado: salas de recepción.

Los pórticos del patio de la casa de Medina, antecedente de las futuras mezquitas, se caracterizaban por presentar unas dimensiones en las que la anchura destacaba claramente sobre la profundidad (solo 2 ó 3 filas de troncos sostenían su techumbre). Ese aspecto general habría de ser desde entonces una de las características usuales de las salas de oración del Islam, que se diferencian con ello claramente de las alargadas naves de las iglesias cristianas. Todas las grandes mezquitas con columnas que los omeyas habrán de levantar más adelante respetarán el modelo ofrecido por la casa del Profeta, pasando a ser, en suma, una monumentalización de ese esquema medinés. 


Las primeras mezquitas construidas por los musulmanes a medida que se expandía su imperio eran de gran sencillez. A partir de aquellos primeros edificios se desarrolló la mezquita aljama o mezquita del viernes, cuyos elementos esenciales han permanecido inalterados durante casi 1400 años. Su planta general consiste en un gran patio rodeado de galerías con arcos, cuyo número de arcadas es más elevado en el lado orientado hacia la Meca (qibla) que en los otros lados. La Mezquita Mayor omeya de Damasco, cuya planta se inspira en la mezquita del Profeta, se convirtió en el prototipo de muchas mezquitas construidas en diversas partes del mundo islámico. La Mezquita de Córdoba perfecciona la experiencia constructiva de la mezquita de Damasco y sus soluciones constructivas, nacidas de los requerimientos espaciales, acabarán convirtiendo en categoría artística lo que surgió por necesidad. 


Gran Mezquita de Damasco (705-715). Exterior 


Gran Mezquita de Damasco (705-715). Esquema arquitectónico.


Gran Mezquita de Damasco (705-715). Vista aérea. 


Mezquita-Catedral de Córdoba. Planta de la mezquita musulmana. 

Mezquita-Catedral de Córdoba. Reconstrucción ideal de la mezquita musulmana. 

Otros dos tipos de mezquitas se desarrollaron en Anatolia y posteriormente en los dominios otomanos: la mezquita basilical y la mezquita con cúpula. La primera tipología consiste en una simple basílica o sala de columnas inspirada en las tradiciones romana tardía y bizantina siria, introducidas con ciertas modificaciones durante el siglo XI. En la segunda tipología, que se desarrolló durante el período otomano, el espacio interior se organiza bajo una cúpula única. Los arquitectos otomanos crearon en las grandes mezquitas imperiales un nuevo estilo de construcción con cúpulas, fusionando la tradición de la mezquita islámica con la edificación con cúpula en Anatolia. La cúpula principal descansa sobre una estructura de planta hexagonal, mientras que las crujías laterales están cubiertas por cúpulas más pequeñas. Este énfasis en la creación de un espacio interior dominado por una única cúpula se convirtió en el punto de partida de un estilo que habría de difundirse en el siglo XVI. Durante este período, las mezquitas se convirtieron en conjuntos sociales multifuncionales formados por una zawiya, una madrasa, una cocina pública, unas termas, un caravansaray y un mausoleo dedicado al fundador. El monumento más importante de esta tipología es la mezquita Süleymaniye de Estambul, construida en 1557 por el gran arquitecto Sinán. 





Mezquita de Süleymaniye, Estambul, Turquía (1550-1557). Vista aérea con Santa Sofía al fondo.



Evolución de los tipos de mezquita a partir de la casa del Profeta en Medina (en verde claro)

El alminar desde lo alto del cual el muecín llama a los musulmanes a la oración, es el signo más prominente de la mezquita. En Siria, el alminar tradicional consiste en una torre de planta cuadrada construida en piedra. Los alminares del Egipto mameluco se dividen en tres partes: una torre de planta cuadrada en la parte inferior, una sección intermedia de planta octogonal y una parte superior cilíndrica rematada por una pequeña cúpula. Su cuerpo central está ricamente decorado y la zona de transición entre las diversas secciones está recubierta con una franja decorativa de mocárabe. Los alminares norteafricanos y españoles, que comparten la torre cuadrada con los sirios, están decorados con paneles de motivos ornamentales dispuestos en torno a ventanas geminadas (sebka). Durante el período otomano las torres cuadradas fueron sustituidas por alminares octogonales y cilíndricos. Suelen ser puntiagudos, de gran altura y, aunque las mezquitas sólo suelen tener un único alminar, en las ciudades más importantes, pueden tener dos, cuatro o incluso seis.

Diferentes tipos de Alminares

Giralda de Sevilla, España (1172-1181). Evolución desde el minarete almohade (izquierda).

Giralda de Sevilla, España (1172-1182). Detalle de los paños de sebka.

Mezquita Azul, Estambul, Turquía (1609-1617). Minaretes.

Lectura impartida en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Notre Dame en South Bend, Indiana (EEUU), el 27 de Enero de 2011.
Autor: Pablo Álvarez Funes

conozcamos La Arquitectura Islamica

      La arquitectura islámica recoge, sintetiza y difunde los procedimientos ancestrales de construcción, tanto en estructuras como en técnicas y materiales. El punto de partida es, pues, el creciente fértil, donde había tenido su origen una cultura arquitectónica basada en la explotación de las posibilidades técnicas de materiales deleznables, fundamentalmente del barro. Los muros y las bóvedas de adobe permitían también crear interiores frescos en regiones que, como en las que nació y se difundió el Islam, tienen un clima caluroso. La funcionalidad de la obra es decir, la adecuación de materiales y formas a las necesidades inmediatas, constituyó el criterio rector de toda la arquitectura islámica.
     El mismo sentido tiene la elección de materiales constructivos donde, en contraste con la tradición occidental de sillería de piedra, se advierte una preferencia por los materiales deleznables ( madera, barro y yeso) más baratos y que permiten una construcción más rápida. El valor genuino del arte islámico consiste en su capacidad de conseguir el efecto de riqueza y monumentalidad simplemente a través de la manipulación de estos materiales. El muro se reviste con materiales duros e impermeables, como la cerámica vidriada o el estuco, para preservarlo del roce y de la humedad y evitar así su ruina.
     Este sistema de enmascaramiento de estructuras hay que considerarlo otra pervivencia más de las tradiciones beduinas, relacionada con el recuerdo de los tapices y las alfombras con las que decoraban sus jaimas. Las telas ricamente decoradas, las joyas y los cofres en los que se guardaban, constituían la parte más significativa del mobiliario de la vida nómada y el símbolo del poder. Por ello, el sistema decorativo de los paramentos arquitectónicos adoptó los motivos y los esquemas compositivos de la decoración textil, produciendo el efecto de tapices colgados. (…)
      El repertorio de técnicas artísticas conoció en el mundo islámico un desarrollo muy importante gracias al contacto con pueblos que, como el chino, el persa o el bizantino, tenían unas tradiciones artesanales muy ricas. La técnica de la cerámica vidriada desarrolló fórmulas tan sofisticadas como a de reflejos dorados o la del alicatado, un sistema de revestimiento del muro que sustituye al mosaico y en el que piezas de formas y colores diferentes encajan entre sí como un rompecabezas, formando diseños geométricos. Estos mismos diseños geométricos los encontramos proyectados en lasobras de ataujería (los artesonados de madera, que constituyeron uno de los sistemas de cubiertas más utilizados del mundo hispanomusulmán) o de damasquinado (la técnica que consiste en decorar objetos de bronce o de hierro embutiendo en ellos hilos de metales preciosos).

     La razón de que, en general, el arte islámico sea anicónico, hay que buscarla en las tradiciones beduinas, en las que la vida nómada hace inviable el desarrollo de actividades artísticas como la escultura o la pintura mural. En la cultura beduina la imagen estaba en la poesía y en los cuentos que se trasmitían de padres a hijos por tradición oral. Imágenes que representaban las coordenadas y los valores de la vida del desierto, un universo mineral y abstracto donde el agua, las estrellas y las piedras preciosas son sus constantes referentes poéticos.
     







  LA MEZQUITA
El monumento capital es la mezquita (MASYID), lugar de oración para la comunidad musulmana (Umma), que tiene escasas exigencias arquitectónicas. En realidad, basta con un espacio de terreno libre de impurezas, incluso sin cubierta alguna, donde el musulmán ora en dirección a La Meca. Pero las primeras mezquitas de Siria no tardan en crear un tipo monumental de planta rectangular, donde, a sus orígenes en la casa de Mahoma en Medina, se pueden añadir el eco de las basílicas paleocristianas.